enero 24, 2008

PARTE II: SINFONIA DE DESTRUCCION INVERNAL

Ya hace algun tiempo que el invierno habia llegado, y por ende la temperatura comenzaba a bajar ostensiblemente, tanto o mas sentida por alguien como Arguerod, quien deambulaba de aqui para allá sin nada mas q la ropa con la cual habia sido expulsado de su pueblo... pero lo que aun más frio le provoca, era el pensar que sus marcas llevaban algo extraño, un sello que podia (y asi lo sentia en su corazon) convertirse en una maldicion mucho mayor de lo que ya era.


Algunas nubes vagaban por el osuro cielo de la tarde, tal como las ideas del propio Arguerod:


-¿¡sangre de los regentes del Concilo!?-


-Que estupidez era esa...-


-Mi padre... ¿donde estaba?


Lo unico que podia pensar en aquellos momentos, entre el frio invernal y sus propias preocupaciones, era lo mucho que odiaba a ese ser, a ese vago recuerdo de nombre "padre", que alguna vez habia jugado junto a él...en el pasado, en dias muchoas mas felices, odio, mucho odio.

Nada ni nadie, (ni siquiera essas tontas historias de los Demonios Negros) le sacaria de la cabeza, que aquel recuerdo que tomaba forma en la palabra "padre" era el responsable de todas las cosas que le habian sucedido el ultimo tiempo; solo el dolor de esos pensamientos era más fuerte el propio frio invernal.


Divagando en esos momentos, no se percató sino hasta que estuvo muy cerca, a otros bandidos del bosque, quizas otra partida de los mismos que lo habian (intentado) atacaar, pero que extrañamente habia caido muertos, sin recuerdos y sin explciaciones para si mismo. Pero lo que llamo su atencion, no fueron los bandidos en si mismos, si no a quien estaban acorralando, una joven mujer, de largos cabellos rubios, muy bella, pero con una actitud de miedo demasiado patente en su actuar

-quizas tenga la misma edad que yo- pensó


Sin saber el como ni el porqué, salto desde unos arboles donde habia estado mirando aquella escena, para ayudar a aquella joven... pero saltar asi, de improviso frente a 12 personas armadas hasta los dientes, no es una muy sabia decision, sin por lo menos tener un plan; y para que más decir: Arguerod, no lo tenia.

Y demasiado tarde cayo en cuenta de ese error.


-vaya, vaya, otra pajarito dando vueltas en "mi" bosque- exclamo uno de los bandidos, quien lo miraba de frente

Si Arguerod no hubiera estado tan preocpupado de pensar en un plan sobre la marcha, habria notado ese "mi" un tanto ironico.


-Matenlo- ordeno el tipo, que parecia ser el jefe de la banda

Solo a esa orden, (que esperaban con ansias, por la forma de mirar que tenian) se acercaron a Argueron 5 de ellos cercandolo, sin posibilidad de escapatoria.

-Este seria un buen momento para que se manifestara esa "cosa" que paso el otro dia- pensó Arguerod


Pero en el momento, en que uno de los bandidos se arrojaba con su espada desenvainada, presto a matar, la mujer, con rasgos casi divinos (una reflexion que no viene al caso dada las circusntancias se dijo para si mismo Arguerod) comenzo a cantar; sí, así sin más solo comenzo a cantar, con palabras ininteligibles para todos, pero de una belleza suprema, de aquella que conmueve los espiritus, broto de su boca.

Arguerod, no entendia que sucedia, pero las marcas de su brazos comenzaron a brillas como la vez anterior, pero de una forma mas pausada, titilando, y no solo de una vez, como en su otra batalla... algo raro pasaba, pero no espero que se manifestara el poder destructor que temio apareciera esta vez, sino que ataco a todos los bandidos, con un salvaje furor, pero conciente de todos sus moviemientos, anticipandose a sus movimientos, girandom esquivando, golpeando tan certeramente, que cada patada, cada golpe de puño daba en el blanco preciso, desplomando a tod a quel que osara interponerse en su camino.


La melodiosa voz de aquella joven, siguio llenando el aire frio, con calidas palabras.

Un golpe fue a estrellarse en la espada del jefe, quebrandola a la mitad.

Parecia un baile, una sinfonia de destruccion.

Nada osaba tocar al atacante de manos vacias, y menos distraia de su canto a bella joven.

-Ai no aun sermananm, ai ni aesti stigia no cameniiiiiii ooo... palabras, que sonaban como una invocacion.

-el INVIERNO se acerca con su devastador poder- tradujo para si mismo Arguerod

No era ncesario saber el idioma, él lo comprendia en su interior, de alguna extraña manera lo entenida.

Luces, cantos y movimientos felinos, todos unidos en una danza mortal. Las marcas aun brillando, acabaron por oscurecer la vida del ultimo de los bandidos, justo en el mometo en que la joven de pelo claro, dejaba de entonar la cancion... "Y el viento se llevará el mal, invocando el poder del cielo".


Toso acabo, todo ceso al unisono, atacante y cantante se miraron fijamente a los ojos notando, cuantas pregunas surgian en sus mentes.

Arguerod, dijo para si mismo, pero sonando en voz alta "Te conozco, siempre haz estado en mis sueños"

En ese momentom la pequeña e indefensa joven cayo al suelo desmayada, como por un rayo que hubiese caido del cielo, sin decir palabra alguna.

-¡rayos! a cada moemento lo unico que aparecen son preguntas... y preguntas dentro de otras preguntas, esto no tendrá fin.


Tomó entre sus brazos a la desconocida mujer, y la cargo, sin saber hacia donde dirijirse, mas solo se decidio por tomar el camino que imagino lo llevaria a buen puerto.

-Solo espero tener mas suerte aun, de la que he tenido hasta ahora-

Y mientras se adentraba en el bosque mas y mas, el cielo se oscurecio y las primeros copos de nieve comenzaron a caer, lentamente, pero sin pausa...llenandolo todo de un extraño brillo plateado que comenzaba a mezclarse con el intenso perfume que emanaban de los claros cabellos de la mujer: -que bien huelen, es como si la primavera se resistiese a marcharse-


Aquell angel de perfume primaverla poco a poco comenzo a abrir sus ojos, moviendo sus manos y colocandolas alrededor del cuello de Arguerod, en un suave movimiento


-Gracias por salvarme- dijo suavemente

-Más bien debo agradecerte por haberme salvado tu a mi- replico Arguerod

-NO aqui, si no en mis sueños, hace tiempo tu me hablaste, y me llamaste desde las sombras-


Unas pregunta, es como una pequeña planta, con cada nuevo brote, con cada nueva hoja, y a cada movimiento subterranea de sus raices, solo nacen mas y mas interrogantes.

¿alguna vez serán conestadas?

Todo arbol, tiene un principio y un final... todo pregunta a su tiempo sera respondida.


¿pero será eso lo mejor? la verdad nunca es unica e inmutable, ni nadie tiene la verdad absoluta. esa es una leccion que Arguerod aprendera en muy poco tiempo.

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SOY AQUELLO QUE NO PUEDO OLVIDAR

DEJAD LOS QUE AQUI ENTRAIS TODA ESPERANZA (DANTE, DIVINA COMEDIA).
EL IDEALISMO ES UN LUJO QUE SOLO TE PUEDES DAR EN LA JUVENTUD.